martes, 7 de julio de 2015

Hablemos de: Agua Micelar + Review de Agua Micelar Desmaquillante de L'Oréal

Finalmente estoy de vuelta con un nuevo post! ^^ Esta vez con un producto de belleza que, aunque no es tan nuevo, quizás sea una novedad para muchas de ustedes. Hablamos del agua micelar! Hagamos un poco de historia antes de hablar de sus propiedades. 

 Agua Micelar 

 Nació en Francia, creadas por Jean-Noël Thorel, farmacéutico y biólogo, además de fundador de Bioderma, para la limpieza de la piel en las unidades de quemados de los hospitales. Es por ello que están específicamente desarrolladas para las pieles más sensibles, ya que limpian suavemente sin irritar. Poco a poco se ha transformado en un imprescindible de las mujeres en cuanto a cuidado de la piel del rostro se refiere. 
Es un producto de limpieza que tiene tres pasos en uno: limpia, desmaquilla y tonifica la piel. Por lo tanto, hace que la rutina de limpieza sea "simplificada". 
 La principal diferencia entre el agua micelar y otros desmaquillantes es que ésta realiza una limpieza no abrasiva, ya que no contiene detergentes o químicos que producen enrojecimiento o irritación (en especial en las pieles más sensibles), sino que está formulada a base de micelas. 
 Las micelas son partículas capaces de atrapar la suciedad de nuestra piel gracias a sus propiedades químicas. Estas partículas tienen dos áreas: una que es soluble en agua y la otra que es soluble en lípidos o grasas. Esta dualidad la que hace que las micelas puedan atrapar y disolver suciedad como sebo y contaminación, y transportarla en una fase acuosa (líquida), lo que permite que sea fácilmente retirada de la piel con una limpieza no abrasiva. 
 El agua micelar no tiene una textura oleosa y tampoco es necesario enjuagarla después de su uso. Se supone que sirve para retirar todo tipo de maquillaje, incluso si es a prueba de agua. 
 Las soluciones micelares pueden usarse a diario, tantas veces como sea necesario ya que no irritan ni dañan la piel. Normalmente se utilizan mañana y noche para la limpieza y desmaquillado de la piel.  
 Su uso es muy cómodo y sencillo: impregnar un algodón o disco desmaquillante de solución micelar y aplicar en la piel dando pequeños toques, sin restregar. Para retirar el maquillaje resistente al agua, simplemente aplicar el disco desmaquillante sobre la zona, y dar pequeños toques dejando actuar al producto unos segundos, y retirar suavemente. No necesita aclarado.  

Su beneficio principal es que limpian en profundidad, eliminando impurezas y maquillaje, de forma muy suave, sin irritar ni producir escozor.
 Ahora que ya vimos un panorama sobre este producto, vayamos a la review del que se consigue más comúnmente en nuestro país: 

 L'Oréal - Agua Micelar Desmaquillante 


 Chusmeando una revista de moda, a principios de año me encontré con este nuevo producto. No había ninguna aclaración de qué era ni como se usaba, sólo una pequeña imagen junto a su precio, que no superaba los $100 (ARS). El hecho de que no fuera tan caro y que fuera de una marca tan prestigiosa como L'Oréal despertó mi interés. Y buscando en internet descubrí que era un excelente desmaquillante diario para pieles sensibles, y como mi piel encaja justo en esa descripción, decidí probarla. 


 Para mi sorpresa fue más fácil de encontrar de lo esperado. La encontré enseguida en una sucursal de Perfumerías Pigmento de La Plata y a un precio similar al de la revista. Volví a mi casa y esa misma noche decidí probarla. 
 Como no soy de utilizar maquillaje muy pesado y no he tenido ningún evento que requiera mucho maquillaje tampoco (la facultad ha ocupado toda mi vida social esta primera mitad del año ;__;) quedé bastante satisfecha con el resultado, ya que removió todo mi maquillaje ligero, sin dejar la piel oleosa ni demasiado seca. Estaba hidratada, como si me hubiera lavado la cara tras levantarme a la mañana. 

Entre sus funciones promete:
  1. Desmaquillar en un sólo paso (no lo cumple tanto realmente...pero bueno)
  2. Eliminar impurezas (parece cumplirlo)
  3. Previene irritaciones (es cierto, es muy delicado con mi piel sensible ^^)
  4. Hidrata sin sensación grasosa (definitivamente cumple!)
  5. Suaviza la piel (también cumplido a la perfección)
Además, no tiene alcohol y es más económico que la alternativa de otras marcas.
 El modo de uso es un tanto particular: no hay que arrastrar ni restregar (en realidad NUNCA deberíamos restregar ><) sino que hay que dar suaves golpecitos, apoyar y luego recién ahí, arrastrar un poco suavemente. 
 Como me quedaba la curiosidad acerca de su poder desmaquillante (leí varias quejas de que no era tan bueno con maquillaje más pesado) decidí probarlo con mitad de maquillaje 'normal' y mitad pesado (tipo la pistola de maquillaje de Homero xD) y hasta me animé a grabar un video! Hace muchos años que no edito vídeos (desde mis tiernos años en la secundaria de Bellas Artes), así que perdón mi pobre uso del Movie MakerxD Con el tiempo volveré a tomarle la mano a la edición. 




Como se puede apreciar en el vídeo, no es TAN bueno como desmaquillante. Difícilmente sacó el delineador waterproof y hasta el tinte labial no salió del todo. Tuve que restregar (momento que omití en el vídeo por la salud visual del espectador :P) para que más o menos sacara la mayoría, situación que arruina completamente su efecto calmante para pieles sensibles. 
 Así que en resumen, me parece un buen producto para limpiar maquillaje suave o para limpiar pieles grasas en la mañana. Pero cuando salgan al boliche o tengan algún evento de noche que haya requerido de mucho maquillaje, usen su desmaquillante habitual (O aceite de coco! Es muy bueno ^^) 

Puntos a favor: 
  • Precio económico (inferior a $100)
  • No deja la piel oleosa
  • Humecta la piel
  • Bueno para pieles sensibles
  • Suaviza la piel


Puntos en contra:
  • Un poco "complicado" de usar (sobre todo cuando volvés cansada a la noche y sólo querés dormir)
  • No tan efectivo con maquillaje pesado o waterproof

Mi puntaje: 80/100



En sí, como producto de uso diario, es genial! Es con el maquillaje más elaborado que se complica >< Una buena alternativa para retirar el maquillaje de todos los días sin gastar de más y sin irritar la piel :)


Muchas gracias por leer 
Y un gusto estar de vuelta ^^

V.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Inecto - Savia Vegetal

Hace ya 2 años, luego de haberme cortado el cabello a lo 'pixie' (bien, bien cortito), hice una promesa de dejar crecer mi pelo hasta que empezara a estudiar el posgrado. A esta altura, el cabello ya me creció bastante y teniendo pelo semi-enrulado y seco, no tardó en volverse molesto y enredarse >< Por suerte, ya estaba preparada! Hace poco más de 7 años tenía el pelo más largo que ahora y viviendo en mi ciudad natal, donde el viento sopla día y noche, se me enredaba muchísimo. En ese tiempo, una amiga de la escuela que tenía un pelo espectacular, me recomendó usar savia vegetal para desenredarlo. La probé y me encantó! No sólo me desenredó el pelo, sino que me lo dejó brilloso y liviano (otras cremas para pelo seco me lo dejaban demasiado pesado ><).



Así que desde hace un par de semanas volví a usar religiosamente la savia vegetal de Inecto que usaba en la secundaria. Por suerte, el producto no ha cambiado en nada a lo largo de los años: sigue tan efectivo como siempre y a buen precio! Lamentablemente, lo que no me gustaba tampoco cambió: su fragancia. Hay gente a la que no le molesta, incluso hay algunos a los que les gusta! Pero a mí me desagrada su fragancia a hierbas, que más bien me huele a pasto (conocen el jabón Heno de Pravia? Bueno, tiene un olor similar). Pero es tan bueno en todo lo demás, que se lo dejo pasar!

En mi caso, como tengo pelo seco, lo uso luego del acondicionador. Su textura es entre cremosa y líquida, para mi gusto demasiado liviana como para usar sin crema de enjuague. Quizás para aquellos que tienen pelo graso les baste con usar la savia, pero mi amiga de la secundaria (que tenía pelo graso) lo usaba en los largos y puntas luego del acondicionador y le quedaba genial, para nada pesado.

La savia tiene un efecto natural: el cabello no queda pesado ni tiene aroma químico. Queda brilloso, ligeramente suave (si tenés cabello seco o dañado no te va a bastar con esta savia nada más) y súper liviano! Es muy fácil peinarse usando este producto! Incluso con cabello largo, ondulado y vientos fuertes me funcionó de maravilla!  Mi pelo se enreda muy fácil, así que esta savia es realmente una salvación cuando tengo el cabello largo.

Como les decía, su fragancia es un tanto...particular. En lo personal no me gusta. Pero la ventaja es que no se impregna tanto en pelo y con el tiempo se va debilitando el aroma.

El líquido es de color verde Hulk! jaja Pero no se asusten, no tiñe ni nada.

Puntos a favor: 
  • Precio súper económico ($32,25 el envase de 500 gr. en Farmacity)
  • Deja el cabello brillante y liviano
  • Fácil de usar (no requiere dejar actuar varios minutos ni nada)
  • Desenreda el cabello
  • Muy fácil de conseguir (lo he visto en todas las perfumerías y en varios supermercados!)
Puntos en contra:
  • La fragancia a 'hierbas'. Es una desventaja relativa, depende del gusto personal de cada uno.


 Mi puntaje: 95/100

En pocas palabras, me encanta! Si tienen el cabello largo, les recomiendo que lo prueben. La ventaja es que incluso si no les convence luego de usarlo, es bastante económico así que no terminan perdiendo montones de dinero como con otros productos.

Muchas gracias por leer ♥ 
V.

jueves, 29 de enero de 2015

Hacia un estilo de vida más saludable: Alimentación (II)

Uno de los temas centrales  de todo aquel que desea bajar de peso o mejorar su salud es la alimentación. La falta de tiempo, el tener que almorzar fuera por trabajo o estudios, las opciones poco saludables y no muy variadas sólo incrementan la preocupación de muchos al intentar encarar un cambio en su alimentación. La mayoría de las comidas que se ofrecen en rotiserías son con harinas, fritas o carne, quedando en muchos casos la 'insípida' ensalada como única alternativa saludable.

Sin embargo no es una misión imposible. Todo es cuestión de planificación.

Consejos básicos

Mi primer consejo es que si realmente querés hacer un cambio en tu alimentación vayas a una nutricionista. No necesariamente para hacer un seguimiento detallado, sino para ir, elaborar juntos un plan de alimentación acorde a tu estilo de vida y sacarte todas las dudas que tengas. Los consejos que yo puedo dar se basan en mi experiencia personal y nunca serán tan exactos como los de un profesional. Ya llamaste? Ya sacaste turno? Pues bueno, ahora sí repasemos algunas cuestiones básicas juntos.

  • Proporciones: en lo personal, aplico la siguiente proporción: tanto en el almuerzo como en la cena, un 50% de verduras o frutas, 30% de proteínas (pollo, queso, tofu, carne vacuna, pescado, cerdo, huevo, etc.) y un 20% de carbohidratos (legumbres, batata, papa, etc). No es necesario que midas con regla y balanza las medidas de cada alimento, pero sí que te hagas una idea al ver tu plato. A mi me sirve mucho poner cada grupo separado, para ver cuánto ocupan en el plato y si más o menos se respeta la proporción.
  • Frecuencia: mi nutricionista siempre me decía que no debían pasar más de 3 o 4 horas entre cada comida. Cuanto más tiempo pases sin comer, más hambre tendrás en tu próxima comida y terminarás comiendo de más.
  • Aunque no lo creas, la vajilla puede jugar un papel esencial. Un estudio comprobó que aquellas personas que comían en platos rojos pequeños, bajaban mucho más de peso que aquellos que comían en platos grandes blancos. La razón? Nuestro cerebro asocia el color rojo con 'peligro', 'atención', lo que nos pone en estado de alerta y nos obliga a prestar más atención a lo que comemos. En segundo lugar, al ser el plato más pequeño a uno le da la sensación de que se comió 'un plato lleno' y no se sirve de nuevo. Yo cambié de plato diario y les digo que realmente es así. Uno tiende a llenar el plato al servirse y luego se fuerza a comérselo todo. Reducir el tamaño del plato puede ser de gran ayuda.
  • No lleves la fuente, bandeja o paquete a la mesa. Mejor lleva el plato o lo que querés comer (2 o 3 galletas en lugar de todo el paquete). Si lo tenés a mano, lo vas a comer, incluso cuando ya no tengas hambre.
  • No te distraigas a la hora de comer: esto implica no comer mirando absorto la tele, el celular o la compu. Presta atención a lo que comés. La comida realmente entra por los ojos y es nuestro cerebro el que nos convence de cuando estamos 'llenos' o no. Visualizar lo que comemos nos ayuda a disminuir nuestro apetito.
  • Come despacio. Nuestro cerebro tarda de 20 a 25 minutos en 'enviar la señal' de que ya estamos satisfechos. Mastica despacio y hacé pausas si es necesario. Además, masticar bien los alimentos ayuda a una mejor digestión.
  • Antes de cada comida, bebe un vaso de agua. Nuestro cerebro no diferencia con exactitud el hambre y la sed, por eso en muchos casos en que sentimos 'hambre' en realidad necesitamos beber líquidos. Tomando un vaso de agua antes de comer no sólo reduce el apetito, sino que ayuda a la digestión y nos ayuda a alcanzar los 2 L diarios.
  • Apostá a la variedad en tu alimentación. Los colores son una gran ayuda: tratá de incorporar todos los colores de frutas y verduras que puedas a tus comidas. Con las proteínas lo mismo: si en la comida anterior comiste carne, cambialo por huevo, queso, pescado, tofu u otra fuente de proteínas. Así te asegurás una nutrición completa.
  • Cuida las porciones al cocinar: uno de los errores más frecuentes es cocinar 'a ojo' y no saber cuántas calorías estamos consumiendo realmente. Le estás poniendo una cucharada de aceite a tus ensaladas? O el chorro que le mandás es más bien 3 o 4? En mi caso solía cocinar sin medir, y me di cuenta que ponía de más aceite, arroz y hasta sal!
  • Evitá comer antes de dormir. Éste es un consejo que recibí de un amigo japonés y del que al principio desconfiaba. Luego de hacer mi 'investigación' descubrí que tenía mucho razón: las calorías que ingerimos antes de dormir son energía que no alcanza a gastarse y por lo tanto se almacena, transformándose en grasa. Evitá comer las últimas 2 horas antes de irte a dormir. Pero tampoco vayas a dormir con hambre, pues puede afectar tu descanso. En esos casos, comé algo liviano, como una fruta o un yoghurt.
  • Relacionado con el punto anterior, del mismo amigo obtuve el consejo de lo que él llamaba "3, 2, 1" en relación con la proporción de lo que hay que comer en el desayuno, almuerzo y cena. Él decía que habia que desayunar abundante, almorzar normal y cenar poco (por la misma razón de que el gasto calórico del cuerpo disminuye hacia el final del día). Yo no llevo su consejo a tal extremo, pero sí divido mi 'cuota calórica diaria' en más o menos 30% para el desayuno, 30% para la cena, 20% para las colaciones y 20% para la cena. Es lo que en español llamamos 'desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo'.
  • Tratá de evitar comer todo el tiempo afuera o 'comida hecha'. Los cocineros de la rotisería no se van a preocupar de cuantás cucharadas de aceite le pusieron a la tortilla ni de la cantidad de sal. Las comidas compradas tienen muchas más calorías que las hechas a conciencia en casa. Cuando no te quede otra alternativa, está bien. Pero no permitas que el delivery se convierta en rutina. No sólo tu salud sino también tu bolsillo te lo van a agradecer.
  • Planeá tus comidas: no es necesario que tengas un plan detallado de lo que vas a comer durante todo el mes, pero sí que al hacer las compras semanales tengas en mente qué vas a cocinar en la semana. Y más aún, que tengas en cuenta los días que llegás tarde a casa para tener preparada una cena rápida. En mi caso aprovecho a veces los fines de semana para dejar comidas ya hechas para los días ocupados(tartas de verduras, zapallos rellenos, etc) o facilitarme la cocina para el resto de la semana (dejar los vegetales cortados, por ejemplo).
  • No vayas al súper con hambre: para evitar comprar un montón de cosas que no necesitás y que van a boicotear tus planes de una mejor alimentación, tratá de ir al súper justo después de desayunar o almorzar, cuando ya estás satisfecho. También lleva una lista de compras y apegate a ella para evitar llevar chucherías innecesarias.
  • Aprovechá la tecnología: hoy en día hay miles de sitios que ofrecen recetas bajas en calorías, fáciles y rápidas de hacer!
  • Incorporá vegetales crudos a tu dieta: puede ser desde ensalada hasta zanahorias crudas con hummus como tentempié. Al cocinarlos los vegetales pierden ciertos nutrientes. Por eso incorporarlos crudos es una alternativa mucho mejor.
  • Medí tu consumo de carne: un típico error argento es comer carne de más. La medida justa es la de la palma de tu mano.
  • Cambiar los aderezos a su versión light, el pan y las pastas comunes por las integrales, el azúcar por edulcorante, la leche entera y los yoghurts por descremados, el aceite vegetal por el de canola u oliva, las frituras por las comidas horneadas, el queso cremoso por el port salut light y muchas otras pequeñas cosas pueden hacer una gran diferencia en tu consumo diario de calorías.
  • No asocies la comida con recompensas: en vez de celebrar que bajaste X cantidad de kilos comiendo un chocolate o que aprobaste un examen comiendo un helado, busca otras alternativas para festejar: ir a ver una película, comprarte ropa nueva, comprar un videojuego nuevo, un libro, etc.

Snacks

Se recomienda hacer 5 comidas al día. Con el desayuno, el almuerzo y la cena, tenemos 3...y las otras 2?  Pues aquí se derriba uno de los mandatos de nuestros queridos padres ("no comás nada entre comidas que después no comés nada en el almuerzo/cena!"). Está bien comer snacks (o colaciones, o tentempiés, o entre-comidas, etc.). De hecho, todos deberíamos comer al menos dos: uno entre el desayuno y el almuerzo, y otro entre el almuerzo y la cena (nuestra querida merienda). Sólo hay que ser inteligentes sobre qué comer en dichas colaciones: se recomienda comer proteínas (yoghurt, huevo, leche, etc) ya que nos llenan por más tiempo. Las frutas, por supuesto, son también más que bienvenidas: una manzana o una banana no sólo nos alimentan sino que son prácticas para llevar a cualquier lado. Otras alternativas pueden ser barritas de cereales light o galletas de arroz (con moderación).

Desayuno

Sin duda la comida más importante del día. Empezar con un buen desayuno nos ayuda a tener un día lleno de energía y a comer mucho menos luego. Algunas recomendaciones personales para el desayuno:
  • Una infusión (te, café o incluso mate)
  • Una fruta
  • Proteína (yoghurt, leche, queso, etc)
  • Carbohidratos (un bowl de avena o cereales sin azúcar; dos rodajas de pan lactal integral; etc.)
Recuerdo que mi nutricionista me decía: "Si vas a comer algo bien calórico en el día (por ejemplo, una porción de torta), hacelo en el desayuno, así le das más tiempo al cuerpo de gastar las calorías a lo largo del día".

Otro buen consejo que recibí es tomar un vaso de agua ni bien levantarse. Dicen que el agua ayuda a 'activar' el cuerpo y al sistema digestivo que estuvo dormitando durante toda la noche.

Almuerzo

Aquí es donde suelo elegir la alternativa más 'pesada' para las comidas del día. Es decir, si tengo para cocinar carne con verduras y sopa de verduras con omelette, lo primero lo como en el almuerzo y lo segundo en la cena. Justamente por lo que venimos diciendo de permitirle al cuerpo gastar las calorías a lo largo del día. Hace poco leí un artículo sobre un estudio que decía que la gente que almuerza alrededor de las 14 hs mantenía mejor su peso que aquellas que lo hacían más temprano, hacia el mediodía, pues llegaban con menos hambre a la cena y por lo tanto cenaban menos. Como siempre he almorzado a las 13.30, 14 hs, no he podido comprobar si hay un cambio favorable o no en atrasar el almuerzo, pero parece tener lógica.

Cena

Como venimos diciendo, hay que tratar de cenar liviano y temprano. Esto no quiere decir que debas saltearte la cena. Eso es de hecho una pésima elección, no sólo por la deficiencia de nutrientes para el organismo, sino porque altera tu descanso, lo que lleva al aumento de peso. Además lo más probable es que termines desayunando el doble de lo normal.

Una buena alternativa para tratar de no comer tanto en la cena es empezar con una sopa. Puede ser casera o una Quick light instantánea. Cualquiera de las dos opciones va a ayudar a mitigar el apetito.

Estos son algunos humildes consejos básicos. Espero sean de ayuda! En la próxima parte vamos a hablar del ejercicio y cómo empezar a ponerse en forma.

Muchas gracias por leer ♥ 
V.

viernes, 31 de octubre de 2014

Hacia un estilo de vida más saludable: consejos previos (I)

La alimentación, la actividad física y demás hábitos de vida nos determinan en muchos aspectos. Tarde o temprano nadie se salva, por más buena genética de la que goce, de las consecuencias de sus elecciones al respecto. Sin embargo, son muchas las personas que carecen de información o están mal informadas al respecto, siendo aún más difícil para ellos. Por eso, hoy los invito a dejar las beauty reviews de lado por un rato y acompañarme a derribar esos mitos y compartir con ustedes lo poco o mucho, ustedes dirán, que he aprendido al respecto.

Mi experiencia con mi propio peso

No lo voy a negar. Como la gran mayoría de las mujeres, varias veces me he planteado el tema de mi peso. Debo admitir que mi altura nunca ayudó. Hoy en día, midiendo 1.73 m, sé que no puedo comparar mi peso con la generalidad de mis amigas o compañeras. Es lógica: por un tema de altura siempre voy a pesar más que la media. Sin embargo cuando era más chica no lo veía tan claramente. Y como todo el asunto me parecía de lo más molesto, no le di importancia durante casi toda mi adolescencia. "¿Balanza? ¿Qué es eso?". Yo me sentía cómoda con mi estado físico, así que ni me molestaba en pesarme.

Pero eventualmente, luego de haber dejado de hacer deporte por un tema de horarios y al terminar almorzando todos los días en la escuela, aumenté de peso. Con 17 años recién cumplidos y sin idea de cómo comer sano (sabía que la revista 'ParaTeens' no podía servirme de guía de salud) decidí ir a la nutricionista y en unos 6-7 meses, con dieta y ejercicio, bajé los 5 kilos que (creo) había subido. Lo relevante sin embargo no fueron los kilos bajados, sino lo que aprendí de mis visitas a la nutricionista. Cuestiones que hoy en día me parecen obvias, pero que en ese momento fueron enseñanzas magistrales, y que compartiré más adelante con ustedes. Me inscribí en un gimnasio y en clases de danza, haciendo ejercicio de forma regular. Fue entonces que aprendí (también gracias a la nutricionista) que el peso no está directamente relacionado con la masa. Uno puede haber bajado varias tallas y no haber bajado tantos kilos. Varios factores como el peso de los huesos, la masa muscular, la retención de líquidos, etc influyen en el peso, no todo es grasa. Justamente, yendo al gimnasio casi a diario me di cuenta que la ropa me quedaba más grande y sin embargo la balanza casi ni variaba.

Todo parecía estable: había aprendido cómo vivir saludablemente.

Hasta que llegó la universidad...y vivir sola (o al menos sin mis padres).

La falta de un horario de comidas y la libertad de hacer cosas como cenar en el desayuno o tener 3 desayunos al día (siendo fanática de los dulces, el segundo se daba con frecuencia) me llevaron a aumentar 8 kilos en tan sólo 5 meses. Sí, en serio. La vida universitaria puede hacer estragos si uno no se cuida. Luego de las vacaciones de invierno decidí volver a mi peso habitual. Al gimnasio, sin embargo, nunca regresé: los gimnasios de La Plata (la ciudad donde resido actualmente) nunca me gustaron, nunca me sentí realmente cómoda en ninguno. Decidí entonces hacer gimnasia en mi casa: me compré las mancuernas, la pelota, las bandas para estirar. Y en más o menos 7 meses bajé 5 kilos. Los 3 restantes, decidí olvidarlos. Después de todo me sentía cómoda con mi peso.

Me mantuve más o menos igual hasta que en 2012 me separé de mi novio de hace año y medio, con el cual tenía una relación a larga distancia (*inserte violín melancólico aquí*). Caí, como varias, en la 'gula emocional', y aunque fue de modo paulatino terminé subiendo aquellos 5 kilos que casi 2 años antes había bajado.

Casi inmediatamente después, viajé a Japón, y mi afán por probar todas las deliciosas comidas japonesas me llevaron a subir casi 4 kilos en 2 meses. Es decir, que estaba en el peso más alto que había tenido nunca, a 12 kilos de lo que solía pesar en la secundaria. De todas formas, de esos 4 kilos jamás me voy a arrepentir. Disfruté, conocí y degusté todas las comidas que tenía ganas de probar, consciente de que no iba a volver a probarlas, al menos durante un tiempo. Hay que disfrutar la vida de vez en cuando, no todo es números y kilos ;)

Luego del viaje y al volver a la rutina universitaria, me propuse una meta un tanto audaz: bajar esos 12 kilos y volver a mi peso de la secundaria. Lamentablemente, ese año mis esfuerzos no rindieron tanto fruto como en otras oportunidades. En 10 meses bajé menos de 3 kilos. Varios factores influyeron: temas emocionales, estrés por la universidad y sobre todo, vivir casi medio año con un compañero de cuarto que comía de todo y no engordaba un gramo (cómo lo envidio! jaja). Pero en el fondo sabía cuál era el principal problema: falta de motivación y de constancia.

Lejos de frustrarme y darme por vencida, decidí buscar consejos en la web y fue así que terminé en el blog de Wengie, una blogger australiana. En un post hablaba de varios consejos para bajar de peso y entre ellos sugería una página: My Fitness Pal. Despertó mi interés y decidí probarla. Sinceramente la primera vez fue un fracaso. Se me olvidaba con frecuencia anotar lo que había comido y al cabo de una semana dejé de usarla.

Sin embargo, teniendo este año ya un celular más moderno en el que puedo descargar aplicaciones (sí, hasta fines del año pasado no tenía ni idea de qué era el whatsapp) decidí probarla una vez más y descargarme la app. Y debo decir que funcionó de maravillas! En los 4 meses que llevo usándola con constancia, he bajado 4 kilos.


Pero antes de entrar en detalles sobre las apps, que lo dejaré para lo último, pasemos a algunos consejos básicos.

Consejos a tener en cuenta antes de emprender el camino hacia una vida más saludable


  1. Olvidáte de la palabra 'dieta': el primero y quizás el más importante de todos los consejos. ¿Con esto quiero decir que uno puede comer lo que quiera y listo? No, para nada. Lo que sucede es que la palabra 'dieta' la asociamos con un período de sacrificio para lograr un objetivo (bajar X cantidad de kilos). Por lo cual, con solo mencionarla ya nos desalentamos y proponemos posponerla para 'el próximo lunes', o 'después de X evento', etc. Si finalmente nos ponemos las pilas terminamos, en nuestro afán de llegar a la meta en el menor tiempo posible, haciendo cosas no tan saludables y que nos pueden terminar perjudicando. Para colmo, si llegamos a cumplir con nuestro objetivo, una vez bajados los kilos nos 'relajamos' y suelen volver tan o más rápido de lo que los bajamos.

    No son dietas las que tenemos que hacer, sino cambios permanentes en nuestra vida. No me refiero a que tengamos que vivir a lechuga, sino a pequeños cambios en nuestros hábitos que marcan diferencias importantes.
     
  2. No es una carrera: muchas 'dietas milagrosas' que salen en revistas prometen bajar 2 kilos por semana u 8 kilos en un mes. Mi consejo: tiralas a la basura. Esas dietas son demasiado bajas en calorías, no dandole una adecuada nutrición al cuerpo y generando por ende, el famoso efecto rebote, haciendo que subas tan rápido como perdiste todos esos kilos o incluso ganando algunos de más. Como decíamos antes, la palabra 'dieta' debe ser erradicada de nuestro vocabulario. No nos estamos sometiendo por un determinado tiempo a un sacrificio insalubre, sino que vamos a hacer cambios permanentes poco a poco, y para eso tenemos toda la vida, no? ¿Cuál es el apuro?
  3. Nuestro cuerpo es 'costumbrista': nuestro cuerpo es aún más perezoso que nosotros y no le gustan los cambios, por lo que se toma un tiempo en reaccionar. Claro está, esto varía según el metabolismo de cada uno, pero lo que quiero decir es que no te desesperes si la balanza no muestra cambios de una semana a otra aunque hayas comido lo más saludable posible y hayas ejercitado a diario. El cuerpo suele 'estancarse' en un peso si se lo mantuvo por mucho tiempo y se toma su tiempo en seguir el ritmo, si uno es constante verá los cambios eventualmente.
  4. No te obsesiones con la balanza: muy relacionado con el punto anterior. Los cambios no se reflejan de forma automática y obsesionarte por los números termina perjudicandote. Además, como les comentaba antes, no siempre no bajar en kilos significa que no bajes en tallas. Por lo tanto es recomendable que además de pesarte, tomés por costumbre tomar tus medidas una vez cada mes o dos meses, para que puedas medir esos cambios que la balanza no muestra.

    Para empezar, el peso del cuerpo varía a lo largo del día debido a la retención de líquidos, la linfa, etc. Por lo tanto es recomendable pesarse siempre a la misma hora del día y como mucho, una vez a la semana. También trata de usar ropa similar para que no varíe tanto el peso. En mi caso, me peso todos los miércoles a la mañana en pijama, así me aseguro de que no varie el peso por la ropa que use ese día.
  5. Date un gusto de vez en cuando: fijarte tal o cual alimento como 'prohibido' va a llevar a que termines dandote un atracón de eso eventualmente. No hay necesidad de fijar un menú rígido e invariable. Concedete el antojo, pero con límites. ¿Tenés ganas de comer chocolate? Pues comprate un cuadradito de marroc (y no la tableta gigante de Cofler).

    En mi caso, varias veces he ido a la panadería a comprar una o dos facturas, o a pedir $10 en chipa. Lo suficiente para sacarme el antojo, pero sin hacer desastres en mi alimentación.
  6. No te compares con los demás: quizás una de las más difíciles, especialmente para las mujeres. Como comentaba al principio del post, a mi me tomó varios años entender que con mi altura no podía comparar mi peso con el de mis compañeras, que siempre suelen ser más bajas que yo. Si a eso le sumamos otros factores como el ancho y peso de nuestros huesos, la retención de líquidos que tenga cada uno, etc. nos damos cuenta que cada persona es un mundo y que tu peso ideal es en el cual te sientas más cómoda. Mientras el peso entre el 18 y el 25% del Indice de Masa Corporal (IMC), cualquier número en el que te sientas mejor está bien.
  7. Proponete llevar una vida más sana y no específicamente ser 'flaca': cada uno tendrá sus propios motivos para cambiar sus hábitos de vida, pero te aseguro que lo primero (llevar a una vida más sana) llevará eventualmente a lo segundo (bajar de peso), pero no necesariamente se da lo mismo a la inversa.
  8. Hace los cambios de manera paulatina: seguramente en un momento de inspiración te propongas salir a correr 2km por día, hacer 200 abdominales diarios, comer no más de 1200 kcal y tomar 2.5L de agua diarios. Baja un cambio. Los cambios deben hacerse de a poco, sino lo más probable es que tan rápido como los 'incorporemos' también vamos a abandonarlos. Proponete sumar un pequeño cambio cada semana: no de 0 a 2.5L de agua de un día para el otro, sino un vaso al despertar, otro antes de ir a dormir, luego uno con cada comida y así de a poco llegarás a la cantidad ideal.
  9. Dale el cuerpo su merecido descanso: la falta de sueño puede afectar nuestra salud en una inmensidad de cuestiones. No sólo lleva al aumento de peso, sino también aumenta la probabilidad de sufrir un ataque cardíaco, afecta a nuestra capacidad intelectual, perjudica nuestra piel y muchísimas consecuencias más. Personalmente me declaro culpable de no cumplir con mi propio consejo, pero estoy esforzándome por lograr el cambio. Tratemos todos de dormir un mínimo de 7-8 hs por día!

Después de esta introducción, voy a pasar en los próximos posts a hablar puntualmente de la alimentación, el ejercicio y por último, algunas apps y páginas útiles para un mejor estilo de vida.

Muchas gracias por leer ♥ 
V.